La bacteriuria asintomática, una condición frecuente en mujeres embarazadas, se caracteriza por la presencia de bacterias en la orina sin evidencia de síntomas sugestivos de infección del tracto urinario. Aunque la incidencia de bacteriuria en embarazadas es similar a la de mujeres no embarazadas, es más común que recurra durante el embarazo debido a los cambios fisiológicos en las vías urinarias. Además, las mujeres gestantes tienen un mayor riesgo de desarrollar pielonefritis, en comparación con la población general.
Se presenta en alrededor del 2 al 7% de las mujeres embarazadas, siendo más frecuente durante el primer trimestre. Algunos factores de riesgo para desarrollar esta condición incluyen antecedentes de infecciones urinarias previas, diabetes mellitus y un nivel socioeconómico bajo. Si no se trata, entre el 20% y el 35% de pueden desarrollar una infección del tracto urinario sintomática, como la pielonefritis. Sin embargo, el tratamiento de la bacteriuria reduce este riesgo en un 70-80%.
Es importante destacar que las gestantes con bacteriuria asintomática tienen un mayor riesgo de parto prematuro, bajo peso al nacer y mortalidad perinatal en comparación con aquellas sin bacteriuria, aunque algunos estudios no han encontrado esta asociación en todos los casos. Se piensa también que la relajación del músculo liso y la dilatación del uréter permiten que las bacterias asciendan desde la vejiga hasta el riñón, lo que aumenta la probabilidad de que la bacteriuria evolucione a una pielonefritis.
La bacteria más comúnmente asociada con la bacteriuria y la infección del tracto urinario en mujeres embarazadas es Escherichia coli. Otros organismos como Klebsiella, Enterobacter y Proteus también pueden estar involucrados (Tabla 1). Por otra parte, la detección de Lactobacillus o Cutibacterium acnes en una muestra de orina puede sugerir contaminación por la flora vaginal o cutánea.
El diagnóstico de bacteriuria asintomática se realiza mediante un cultivo de orina que muestra un alto nivel de crecimiento bacteriano, pero que no se correlaciona clínicamente con síntomas de infección. La Sociedad de Enfermedades Infecciosas de América (IDSA) recomienda la detección de bacteriuria asintomática en todas las gestantes al inicio de su embarazo, entre la semana 12 a 16, por medio de un cultivo de orina que se debe solicitar en la primera visita prenatal (Tabla 2). Si el resultado es negativo, no suele repetirse en pacientes de bajo riesgo, no obstante, es razonable volver a examinarlo en semanas más avanzadas de la gestación en aquellas mujeres con antecedentes de ITU o diabetes mellitus, puesto que incrementan el riesgo de recurrencia.
El tratamiento de la bacteriuria asintomática durante el embarazo es importante para prevenir el desarrollo de pielonefritis y disminuir la carga de morbimortalidad materna y perinatal. Se deben utilizar antibióticos adaptados al microorganismo aislado y su susceptibilidad ya que en esta población las opciones terapéuticas son limitadas. La duración óptima del esquema de manejo oscila entre 5-7 días, aunque algunos fármacos en dosis única también pueden ser efectivos.
Las penicilinas, cefalosporinas, carbapenémicos, aztreonam y fosfomicina pertenecen a los medicamentos seguros durante el embarazo (Tabla 3). Por otra parte, se suele evitar el uso de nitrofurantoína y trimetoprima-sulfametoxazol en el primer trimestre debido a una posible asociación con anomalías congénitas y se ha descrito que cerca al término de la gestación la trimetoprima-sulfametoxazol da un riesgo teórico de kernícterus. Pero en general, la evidencia sugiere que son opciones adecuadas si no se tienen disponibles otras alternativas. Los aminoglucósidos se han relacionado con ototoxicidad después de una exposición prolongada en el feto, y las fluoroquinolonas definitivamente no se utilizan en la población gestante.
Cerca del 30% de las mujeres pueden no eliminar la bacteriuria asintomática después de darles tratamiento. Sin embargo, debido a la falta de datos concluyentes, no está claro si existe algún beneficio clínico al realizar un cultivo de seguimiento después del tratamiento inicial. Por lo tanto, no se recomienda repetir el cultivo de orina luego del tratamiento ni repetir el tratamiento si se detectara nuevamente bacteriuria asintomática.
En conclusión, la bacteriuria asintomática durante el embarazo es una condición común que requiere atención y tratamiento adecuado para prevenir complicaciones como la pielonefritis. La detección temprana a través de cultivos de orina y el uso de antibióticos seguros son fundamentales para reducir los riesgos a la madre y el bebé.
Referencias:
- Urinary tract infections and asymptomatic bacteriuria in pregnancy. (2022). Up To Date.
- Gómez-Gallego J. (2011). Infección urinaria durante el embarazo. Universidad de Antioquia.
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