La osteoartritis (OA) es una enfermedad degenerativa de las articulaciones que se distingue por la presencia de dolor articular y deterioro funcional. Este dolor, resultado de un proceso multifactorial biopsicosocial, involucra diversas estructuras no cartilaginosas, como el hueso subcondral, la membrana sinovial y las estructuras periarticulares, afectando el estado de ánimo, el sueño y la participación en actividades diarias. Su abordaje abarca varios aspectos, desde condiciones relacionadas como la depresión y los trastornos del sueño hasta intervenciones específicas para las articulaciones, como opciones farmacológicas, no farmacológicas y quirúrgicas. Estos tratamientos apuntan a mejorar el dolor y la restricción funcional característicos de la enfermedad, sin embargo, a pesar de los esfuerzos, los tratamientos para modificar su curso aún no han alcanzado la eficacia necesaria y requerida por los pacientes.
En este blog, exploraremos los desafíos y avances en la gestión de la osteoartritis, con el objetivo de brindar un panorama completo y actualizado para profesionales de la salud que reciben a estos pacientes por primera vez en su consulta.
1. Síntomas principales:
Los principales indicadores de la osteoartritis (OA) abarcan: sensación dolorosa en las articulaciones, rigidez y limitación en el movimiento. Estos síntomas suelen manifestarse en una o varias articulaciones.
El componente doloroso constituye el síntoma predominante, agravándose con los movimientos y cediendo ante el reposo. Usualmente, la intensidad del dolor aumenta hacia el final de la tarde y al anochecer, aunque también puede intensificarse en las mañanas poco después de despertar. En ciertos individuos, el dolor presenta características de ardor (neuropático), irradiándose alrededor de la articulación y acompañado de sensación de hormigueo; estos rasgos también pueden sugerir una concomitante presencia de fibromialgia. Los elementos predisponentes para el surgimiento y la persistencia del dolor en la OA abarcan la ansiedad y la depresión, un descanso inadecuado, la presencia de dolor en otras áreas y una disposición catastrófica, ya sea como rasgo personal o en respuesta a ciertas situaciones.
Otros de los signos y síntomas distintivos de la osteoartritis son: la sensibilidad, la limitación del movimiento, la inflamación ósea, la deformidad articular y la inestabilidad (experimentada como la sensación de ceder o torcerse).
2. Diagnóstico:
La osteoartritis (OA) puede ser diagnosticada clínicamente sin recurrir a radiografías o pruebas de laboratorio, basándose solamente en la identificación de síntomas y signos característicos durante el examen físico en individuos en el rango de edad de riesgo:
- • Persistente dolor en las articulaciones relacionado con el uso en una o pocas articulaciones.
- • Edad igual o superior a 45 años.
- • Rigidez matutina que dura hasta 30 minutos.
Las pruebas adicionales, como análisis de laboratorio (Tabla 1) y estudios de imagen, deben ser consideradas en:
- • Personas más jóvenes con síntomas o signos de OA.
- • Situaciones con síntomas y signos no habituales, como afectación inusual de una articulación, indicadores de inflamación articular, dolor intenso en reposo o durante la noche, y dolor que progresa rápidamente.
- • Individuos con pérdida de peso o síntomas generales.
- • Aquellos con dolor de rodilla y auténtico "bloqueo", lo cual sugiere una posible complicación mecánica adicional.
El examen radiográfico puede tener un papel en la definición del pronóstico de los pacientes con OA sintomática. Sin embargo, los pacientes deben ser examinados cuidadosamente para excluir cualquier otra causa de dolor articular, como lesiones periarticulares de los tejidos blandos. Cuando todavía existe incertidumbre diagnóstica con respecto a la causa del dolor articular, las imágenes avanzadas con resonancia magnética o ultrasonografía también pueden ser útiles.
3. Terapéutica:
El manejo de la osteoartritis se rige por los mismos principios generales aplicables a todas las enfermedades crónicas; la educación, la autogestión y el establecimiento de objetivos compartidos entre el paciente y el profesional de la salud.
Los objetivos en el tratamiento de la OA buscan reducir el dolor, mejorar la funcionalidad e influir positivamente en el proceso de daño articular. Los médicos deben enfocarse en los factores modificables como objetivo primordial, esto incluye aspectos como la alineación articular deficiente, debilidad muscular, sobrepeso u obesidad, y la posible coexistencia de depresión. Aunque no hay medicamentos aprobados que modifiquen la enfermedad, existe una amplia gama de intervenciones disponibles para abordar el dolor y la funcionalidad.
Las intervenciones no farmacológicas son la base del tratamiento para la osteoartritis y deben ser consideradas en primer lugar, combinadas o en conjunto con medicamentos cuando se requiera aliviar el dolor. Estas alternativas comprenden la gestión del peso y actividades físicas, el uso de dispositivos ortopédicos, la educación y la adopción de dispositivos de apoyo según necesidad.
Por lo general, se recomienda un enfoque combinado de ejercicios aeróbicos y de fortalecimiento para abordar diversas formas de limitación asociadas con la OA. Sin embargo, la prescripción debe ser personalizada. La reducción del peso corporal en al menos un 10% a través de una combinación de dieta y ejercicio ha demostrado una disminución del 50% en las puntuaciones de dolor en pacientes con sobrepeso u obesidad y osteoartritis de rodilla después de 18 meses. Esta estrategia también es recomendable para aquellos con osteoartritis de cadera y puede ofrecer beneficios a pacientes con afecciones en las manos.
En el abordaje farmacológico, los medicamentos principales son los AINES (Tabla 2) en sus formulaciones orales y tópicas. La elección del fármaco adecuado se ve influenciada por factores como la articulación afectada, la cantidad de articulaciones involucradas y la presencia de comorbilidades específicas.
En casos donde se ven afectadas una o pocas articulaciones, particularmente en la osteoartritis de rodilla y/o mano, se opta por iniciar la terapia farmacológica con AINES tópicos debido a su perfil de seguridad más favorable. Los AINES orales son considerados para pacientes que no obtuvieron un alivio suficiente con la presentación tópica, para aquellos con síntomas de OA en múltiples articulaciones y/o para aquellos con OA de cadera. La dosis utilizada se ajusta a las necesidades individuales del paciente. Sin embargo, el uso generalizado de este grupo farmacológico está limitado por el riesgo aumentado de complicaciones gastrointestinales, cardiovasculares y renales. Idealmente se deben administrar en combinación con inhibidores de la bomba de protones. Se considera el uso de opioides en situaciones de corto plazo y en pacientes con síntomas graves y discapacitantes cuando otras opciones terapéuticas han fallado o no son adecuadas.
En cuanto a las opciones quirúrgicas, el reemplazo total de la articulación, una cirugía altamente efectiva, se destaca como tratamiento dominante en pacientes con OA avanzada de rodilla y cadera cuando las terapias conservadoras no lograron proporcionar un alivio adecuado del dolor.
En definitiva, el enfoque completo de la osteoartritis (OA) implica entender sus síntomas, diagnosticarla con precisión y aplicar terapias adaptadas, desde la gestión del dolor y la función hasta las opciones farmacológicas y no farmacológicas. La osteoartritis puede afectar profundamente la calidad de vida, pero con un enfoque informado y personalizado, se puede lograr un alivio significativo y mejorar la funcionalidad de los pacientes.
REFERENCIAS:
- Michael Doherty, Abhishek Abhishek. (2023). Clinical manifestations and diagnosis of osteoarthritis. Up To Date.
- Leticia Alle Deveza. (2023). Overview of the management of osteoarthritis. Up To Date.